Las várices pueden producir desde molestias leves hasta complicaciones serias como trombosis y úlceras. Dentro de las molestias tenemos dolor cansado de piernas especialmente en las tardes y cuando hace calor, hinchazón (edema) que se acentúa en la medida que transcurre el día, sensación quemante, calambres principalmente nocturnos, hormigueo, etc. Todo esto lleva al mal dormir, ya que el paciente sometido a estas molestias puede despertarse en reiteradas ocasiones y realizar cambios frecuentes de la posición en la cama en búsqueda del alivio (síndrome de la pierna inquieta).
Las medidas que a continuación mencionaremos sólo alivian las molestias ya que no detienen la progresión de la enfermedad. Esto último se logra solo con el adecuado tratamiento del origen del problema (reflujo venoso) realizado por un médico experto en estos tratamientos.
Alivio de los síntomas producidos por las várices:
- Uso de medicamentos flebotónicos. Mejoran el funcionamiento de la circulación venosa y linfática. El alivio de los síntomas es variable de paciente a paciente. Los de utilidad demostrada son la Hidrosmina, la Diosmina micronizada, el Dobesitato de calcio y los Rutósidos.
- Medias de compresión de indicación médica. Habitualmente de clase I o II. En esto es muy importante la selección cuidadosa de un producto de excelencia. No todas son iguales ya que deben ajustarse adecuadamente a la dimensión de la extremidad y cumplir con una serie de exigencias de calidad.
- Uso de geles o espumas frías. Producen alivio sintomático rápido pero momentáneo.
- Hidratar la piel a diario.
- Usar zapatos cómodos evitando los tacones altos o el calzado plano.
- Evitar el sedentarismo y el sobrepeso.
- Evitar permanecer de pie o sentado durante mucho tiempo.
- Reposar con las piernas elevadas durante 20 a 30 minutos cuatro veces al día.
- Aplicar un chorro de agua fría en las extremidades inferiores al finalizar el baño.
- Evitar sauna y baños con agua caliente.