El sangramiento desde una várice se produce habitualmente por un traumatismo (golpe) local y en algunos casos porque la piel que esta sobre el paquete varicoso se ha adelgazado dramáticamente hasta el grado en que una mínima erosión (raspadura) la rompe. El adelgazamiento cutáneo se debe al efecto dañino de las várices en la piel que se encuentra sobre ellas. El ejemplo clásico de varicorragia (sangramiento de una várice) esta dado por el paciente que mientras duerme se rasca la zona afectada por várices debido a la picazón (prurito). Como consecuencia la piel se rompe y se produce sangramiento que es característico ya que proviene de un paquete varicoso y es continuo sin pulso. Puede ser dramático.
Es estos casos lo recomendable es comprimir directamente la zona sangrante con una gaza, apósito o lo más limpio que tenga a mano. El paciente debe ser recostado y su extremidad debe ser elevada mientras se comprime el área sangrante. La presión debe mantenerse al menos por 10 minutos. Luego se debe trasladar al paciente a un servicio de emergencia.
Sin duda que el mejor tratamiento para la varicorragia (sangramiento de una várice) es el tratar la enfermedad venosa antes de llegar a esta complicación. En la actualidad existen tratamientos modernos que son de mínima invasión y muy efectivos. Son ambulatorios o prácticamente ambulatorios. Los resultados a largo plazo son muy buenos ya que el tratamiento que es bien realizado tiene muy poca recurrencia y casi nulas complicaciones. Es decir, son tratamientos seguros, con pocas probabilidades de recurrencia (que vuelvan a salir las várices) y además sin dolor ni cicatrices.